Hoy no circula
por Roberto García González.
En el mes de noviembre de 1989, el gobierno del entonces Distrito Federal, decidió implementar, de manera temporal, un programa para retirar de la circulación por un día, entre lunes y viernes, al 20% de los automóviles particulares, a fin de reducir el índice de contaminantes que entonces -como ahora-, asfixiaba a los pobladores de la ciudad.
Los resultados no fueron del todo lo que se esperaba, por lo que al cabo del tiempo se implementó el Hoy no circula también los días sábado.
Existen estudios que señalan que los logros del programa, aun incluyendo esta nueva medida, siguieron siendo raquíticos, por lo que no valía la pena incidir de esa forma en la ciudadanía, cuando no se conseguía una mejoría considerable en la calidad del aire.
Desde su puesta en marcha en la Ciudad de México, y en diversos municipios conurbados de la capital en el Estado de México, siempre han existido personas, e incluso organizaciones políticas, que han combatido jurídicamente la aplicación de la medida restrictiva de circulación de vehículos automotores, por distintas causas.
Autoridades de diversas administraciones capitalinas han hecho hincapié en lo que se ha llamado una actitud egoísta e irresponsable de quienes buscan circular por su cuenta, aun en perjuicio de un bien jurídico mayor, como será el derecho a la salud, al contar con un mejor ambiente para respirar.
En julio de 2014, cuando se agregaron los sábados al programa, el grupo parlamentario del PAN en la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal, ante lo que consideró una mala implementación de este programa restrictivo, combatió por medios constitucionales su aplicación; cuyo objetivo era, según se argumentó, darle opciones variadas y sustentables de movilidad a la ciudadanía con un transporte público de calidad y libre de emisiones tóxicas.
Un año después de los amparos masivos que se presentaron, en muchos casos, apoyados por Acción Nacional, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló que el holograma vehicular que cada coche recibe al verificarse, se entregara de acuerdo con las emisiones del auto en sí mismo, y no dependiendo únicamente de su año de fabricación.
De esta manera, se implementó una manera más justa para permitir que los vehículos fueran objeto de una revisión particular, pudiendo circular cuando no emitiese una cantidad de contaminantes por encima de lo normal.
No siempre lo que parece una medida egoísta resulta ser perjudicial para la colectividad. El Derecho es mucho más amplio de lo que las propias normas prescriben para regular la convivencia humana.